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JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

JOSÉ MARÍA ARGUEDAS Y EL PATRIMONIO MUSICAL

Conmemorando el 109° aniversario de su natalicio

Publicado: 2020-01-17

El año pasado se cumplieron 50 años de la muerte de nuestro Amauta José María Arguedas. Este 18 de enero se conmemora el 109° aniversario de su natalicio, una ocasión que nos motiva evocar su figura como un merecido homenaje a quien consideramos una de las presencias más significativas de la cultura viva en el Perú. 

ARGUEDAS, antropólogo, profesor, escritor, etnógrafo, folklorista, indigenista y vanguardista. Es considerado el intelectual peruano que más autoridad tuvo, dentro de las instituciones culturales del Estado, sobre la comprensión de la concepción del folklore y el desarrollo de los estudios sobre música tradicional andina. Lo hizo como funcionario público en dependencias dedicadas al estudio de las prácticas folklóricas y también como promotor cultural iniciando con énfasis y persistencia un importante registro de música tradicional del Perú. Una tarea sustancial es distinguir, asimismo, su condición de Educador y su entusiasta obra por la recopilación de literatura oral en los centros escolares.

Estudiosos de Arguedas, nos refieren que no existe fronteras entre Arguedas escritor y Arguedas antropólogo y que frecuentemente recurre a estos dos planos para revelarles a sus lectores una realidad mal comprendida debido a sus prejuicios. Y es precisamente en sus novelas y cuentos que evidencia su amor por la música de nuestros pueblos, situando casi siempre a sus personajes en espacios sonoros. En 1938, publica una colección de cantos de los Andes bajo el título Canto quechua (con un ensayo sobre la capacidad artística del pueblo indio y mestizo). También, es conocido su aporte de artículos periodísticos y estudios etnológicos, dedicados a temáticas musicales que valoraban la riqueza de las expresiones culturales del ande. Otro aspecto que resaltar, es la evidente relación entre Arguedas y los músicos, un vínculo que siempre fue muy cercano.

Centro Musical Andino. José María Arguedas y T. Hinostroza a su derecha (con quena). Huancayo 1954.

Entre 1940 y 1969 la realidad social, cultural, económica y política que vivía el Perú era muy diferente a la complacencia que vivimos hoy en día. En esos años era habitual el abierto menosprecio y prejuicio frente a la cultura andina. Este proceso de migración hacia la capital de Lima, durante esos años, significó también la llegada de una primera generación de cultores de expresiones artísticas que al insertarse al mercado cultural iban adecuando su estilo y su vestimenta a los requerimientos de los gustos de la ciudad, admitiendo casos de invención y estilización que se sesgaban hacia los estereotipos de usanza cuzqueña por asumirse como incaicos. Arguedas, sensible conocedor de la cosmovisión andina, comprendió la complejidad de esta transformación y, no obstante, su percepción de que el folklore no debía ser institucionalizado, emprende desde el Estado una tenaz tarea por la conservación de la autenticidad. Su condición comprometida alcanza la compilación, el registro, estudio, promoción y protección de las prácticas musicales tradicionales en sus más diversas variantes.  

Para esa época la migración trasladaba consigo, la expansión de artistas y empresas promotoras del folclore. Para Arguedas, asiduo a estos espectáculos, advertía que eran un riesgo para autenticidad. En el año de 1946, desde el Ministerio de Educación dispuso “el empadronamiento de intérpretes de música tradicional” con fines de conservación y difusión del Folklore Nacional denominándolo: “Registro para la Inscripción de Conjuntos de Ejecutantes de Música Vernacular” (1946-1964) Esta labor, consistía en que los postulantes artistas eran evaluados por un jurado especializado y luego se les otorgaba un carnet que los acreditaba de manera oficial en su condición de “intérprete de música folklórica”. En poco tiempo, este empadronamiento por parte del Ministerio de Educación resultó siendo una instancia oficial que determinaría como su objetivo, el velar por la conservación, corrección y validación de lo que consideraba como autóctono en cuanto a elementos como la interpretación, el repertorio y el vestuario. En 1947 José María ARGUEDAS fue nombrado Conservador de Folklore del Ministerio de Educación para luego ser promovido como Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo Ministerio entre 1950 y 1952.

Entre los años de 1953 y 1963 ocupa el cargo de Jefe el Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, donde persiste en la compilación esmerada del registro musical.

En 1963 es nombrado Director de la Casa de la Cultura, y al año siguiente este empadronamiento de intérpretes del Ministerio de Educación se traslada al Departamento de Folklore de la Casa de la Cultura, donde funciona hasta 1971. En 1972 esta labor es derivada a la Oficina de Música y Danzas del Instituto Nacional de Cultura (INC) hasta 1974, para posteriormente ser asumida por la Escuela Nacional de Folklore hasta la fecha y desde donde se promueve la recopilación, preservación, estudio e investigación de las músicas de distintos lugares del Perú.

Otra gestión, que cabe resaltar sobre la herencia cultural de Arguedas es su rol como figura determinante en las dinámicas culturales relacionadas con la preservación de las formas musicales tradicionales y el empleo de las nuevas tecnologías de sonido que llegaron al Perú a mediados del siglo XX. Como etnólogo y funcionario del estado, José María Arguedas impulsa el registro de prácticas musicales en cintas a carrete o magnetofónicas y el registro de imágenes en soporte de películas para su respectivo análisis y sistematización científica. Parte de este archivo es actualmente el legado que custodia la Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas y que en un momento anterior perteneció a los repertorios de la Casa de la Cultura en la ciudad de Lima.

Otro dato importante, es el que, en 1968 José María Arguedas facilita que un grupo de intérpretes incursionen en la industria musical comercial, grabando las diferentes versiones de música en acetatos producidos por el sello Odeón de Argentina. A estos intérpretes se les conoce como “Pioneros en la difusión de la música andina en Lima” entre los que se encontraban Las hermanas Zoila, Esmila y Olga Zevallos, Jacinto Palacios Zaragoza y Ernesto Sánchez Fajardo El Jilguero del Huascarán, entre otros. La aparición del disco de vinilo, en sus distintos formatos y la comercialización de la música andina permitiría el desarrollo de los grandes sellos discográficos en el país.

La recuperación sonora y patrimonial del material fílmico y sonoro de carácter inédito, reunido en la Casa de la Cultura por José María Arguedas actualmente se encuentra bajo custodia y reserva del Centro de Documentación y Archivo Audiovisual de la ENSF JMA y en proceso de restauración en sistema digital con el objetivo de salvaguardar los contenidos de los soportes originales que se encuentran en riesgo de destrucción irreversible. Una parte a logrado ver la luz mediante publicaciones discográficas denominadas “Colección audiovisual José María Arguedas”

ÍCONOS | ARGUEDAS Y EL PATRIMONIO MUSICAL


En nuestro micro - documental SABERES, producido por la Escuela Nacional Superior de Folklore "José María Arguedas" dedicamos este capítulo como un homenaje en conmemoración al 109° aniversario de su natalicio. 
Dialogamos con la Dra. Carmen María Pinilla, socióloga y reconocida como una de las investigadoras más dedicadas a la vida y obra de José María Arguedas, para continuar indagando sobre relación entre Arguedas y la música tradicional.
KAUSACHUM JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, KACHKANIRAQMI

Escrito por

July Sánchez Fuentes

Investigadora en Patrimonio Cultural Inmaterial, Gestora de Archivos sonoros y visuales.


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